Hace unos días cuando llegué del trabajo, la Nana me dijo que te habías caído. Tú estabas en el corral y me agaché a mirarte porque también dijo que tenías una marquita en la sien... y te digo: así que te caíste? Y cómo te caíste, Adolfito? Entonces te sentaste en el corral, y me empezaste a contar en tu jerga con mucha calma lo que había pasado, luego empezaste a agitar los bracitos, como queriendo decir que habías perdido el equilibrio, hasta terminar con de guata en el corral, golpeando con los brazos y diciendo PAH! No sabes la risa que me dio que me contaras toda la historia, te juro que lloraba de risa... también le habías contado a la Nana y a la Isidora, y a mí me contaste dos veces. Lo malo es que no hubo caso que le contaras a tu papá cómo sufriste ese tremendo accidente... |
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